jueves, 5 de noviembre de 2015

Décimas a Iósif

Al eterno hombre de acero,
que el tiempo no pudo oxidar;
hoy su legado es ancho mar,
en la conciencia del obrero,
su puño firme y certero
hace temblar al oligarca,
a los fascistas y monarcas,
que le temen a su ejemplo,
pues derrumbará sus templos,
de lujos y finas marcas.


Lo aborrece la alta alcurnia,
por haber hecho posible,
lo que ven como terrible,
en sus inmundas calumnias;
con la propaganda sucia,
quieren enlodar la historia,
y pintar, con las escorias,
al demonio en su retrato,
pero el pueblo, en desacato,
lo lleva con fuerza y gloria.

Permanente en la ardentía
de los sueños soberanos,
que palpitan en las manos,
de la digna rebeldía;
con justeza y valentía,
forjó una patria entera,
construyendo la gran era,
de libertad con esmero,
continuando los senderos,
de Lenin y su bandera.

Sin dar respiro a la traición
ni a la táctica del burgués,
en su incesante interés,
de hundir la revolución;
el tiempo entona la canción,
con vientos de aquella tierra,
que afrontó la cruenta guerra,
del dolor y del despojo,
con un ejército rojo,
que dio fin a la horda negra.

Ni en las celdas del zarismo
lograron que claudicara,
siempre estuvo dando cara,
por llegar al socialismo;
transformó ese cruel abismo
de nieve y lluvia desértica,
en una tierra firme y épica,
que plantó aquel mariscal;
de un país semi feudal,
una potente Unión Soviética.

Su obra no caerá,
aunque los años le pesen,
sus retoños más se crecen,
en la furia que vendrá;
también su brazo barrerá,
la barbarie del planeta,
con fusiles y escopetas,
que derriban la sevicia,
dando paso a la justicia,
que el tirano no respeta.

Timonel leal al pueblo,
que en los mares más feroces,
resistió con esas voces,
libertadoras del suelo;
floreció ese rojo cielo,
con el sol más combativo,
que irradió el camino altivo,
de los pasos campesinos,
evocando ya el destino,
que mantiene a Stalin vivo.

En el golpe del martillo,
en el filo de la hoz,
se denota en luz feroz,
aquel líder tan sencillo;
los cimientos hacen brillo,
al edificar futuro,
donde antes fue tan duro,
imaginar un buen presente;
con Iósif sigue latente,
un corazón de obrero puro.

Autor: Naimad B.

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