lunes, 8 de abril de 2013

Una Canción a Stalin (Nicolas Guillen)


Stalin, Capitán,
a quien Changó proteja y a quien resguarde Ochún.
A tu lado, cantando, los hombres libres van: 
el chino, que respira con pulmón de volcán, 
el negro, de ojos blancos y barbas de betún, 
el blanco, de ojos verdes y barbas de azafrán. 
Stalin, Capitán. 

Tiembla Europa en su mapa de piedra y de cartón. 
Mil siglos se desploman rodando sin contén. 
Cañón del Austro al Septentrión. 
Cabezas y cabezas cortadas a cercén. 
El mar arde lo mismo que un charco de alquitrán. 
Bocas que ayer cantaban a la Verdad y el Bien 
Hoy bajo cuatro metros de amargo sueño están... 
Stalin, Capitán. 

Pero el futuro afinca, levanta su ilusión 
allá en tu roja tierra donde es feliz el pan, 
y altos pechos armados de una misma canción 
las plumas de los buitres detienen, detendrán, 
allá en tu helado cielo de llama y explosión, 
Stalin, Capitán. 

El jarro de magnolias, el floreal corazón
de Buda, despereza su extático ademán; 
gravita un continente sobre el Mar del Japón: 
rudo bloque de sangre de Siberia a Ceylán 
y de Esmirna a Cantón... 
Stalin, Capitán. 

Tambores africanos con resonante son 
sobre selva y desierto su vivo alerta dan, 
más fiero que el metal con que ruge el león; 
y alzando hasta el Pichincha la tormentosa sien
América convoca su puma y su caimán, 
pero además engrasa su motor y su tren. 
Odio por dondequiera verá el ciego alemán 
la paloma, el avión, 
el pico del tucán, 
el zoológico río de vasta indignación, 
las flechas venenosas que en pleno blanco dan, 
y aun el viento, impulsando sus ruedas de ciclón... 

Stalin, Capitán, a quien Changó proteja y a quien resguarde Ochún... 
A tu lado, cantando, los hombres libres van: 
el chino, que respira con pulmón de volcán, 
el negro, de ojos blancos y barbas de betún, 
el blanco, de ojos verdes y barbas de azafrán... 

¡Stalin, Capitán, 
los pueblos que despierten junto a ti marcharán! 

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